miércoles, 27 de julio de 2011

ÁVIDO DE ALTURA Y PLENITUD



Mi Dios de las montañas,
Señor de las cumbres, 
frente al cielo inmenso 
escabel de tus pies,
digo mi oración encendida: 
Hazme un joven ávido de altura y plenitud,
recio como estos picachos altivos,
amigo del silencio,
contemplador de estrellas.
Hazme generoso;
que no me quede en la cumbre:
que baje iluminado,
lleno de tu verdad y ayuda en el valle
a mis hermanos.
Dame un corazón grande como el horizonte,
indómito para la injusticia y la mentira,
sediento de infinito,
que sólo en ti se sacie.
Amén.