lunes, 30 de mayo de 2011

DESPUÉS DE LOS EXÁMENES

Años 60 
30 de junio

Todos estos días, 
después de los exámenes, 
no he escrito nada 
aunque creo, Jesús,
que no hace falta que lo escriba. 
Tú sabes lo que hago.

El lunes madrugué mucho. Fui a misa al colegio. Hablé con María. Le dije que no iba a hacer el Bachillerato Superior porque a mamá y a papá  no les hacía gracia. Y he pensado que estudiando un poco en casa y haciendo algún curso cortito podría ingresar en el Noviciado el año que viene. Quiero prepararme muy bien. Tú, Señor, me tienes que ayudar como siempre. ¡Qué alegría! 

Todavía me falta decírselo a mis padres pero por ahora no lo voy a hacer. ¡Necesito estar fuerte!  Creo que como es lo que tú quieres Tú me ayudarás. Me puse en contacto con un jesuíta para que me dirija. Me gustó mucho y me dijo que si quería podía ir a hablar con él todo lo que quisiese.

Gracias, Señor, porque no sé si sin tu ayuda hubiera podido hablar con él. Ya tengo un paso dado y quiero que lo mismo Tú que tu Madre, María me ayudéis.

María tu sí fue sin intereses, entregada por completo a Jesús. Quiero imitarte. Tú sufriste también con Cristo y siempre con Él  pero EN SILENCIO y siempre con mucha sencillez.

No quiero hablar mucho, quiero dar ejemplo, cumplir siempre con mi deber y hacer tu voluntad. 

Quiero que me des una cruz grande y que esté siempre alegre y me de a los demás. 

¡Hasta en martes no voy al colegio!

El martes se fue T. al Noviciado. ¡Qué suerte! Estuve toda la noche pensando en ella y en mí, como si yo entrara ya.  Espero que este año que voy a pasar en casa sea de una preparación muy intensa y sólida.

Gracias por todo lo que estoy recibiendo de ti siempre, hasta por las pequeñas cruces de cada día, que me dan una alegría muy grande. Gracias.